El legado de Peter Higgs

El estudio de Higgs se basó en resolver la razón detrás de que cada partícula fundamental tenga masa, planteando que existía una partícula nueva y hasta el momento desconocida

Actualidad Moisés Briceño

En la ciencia, los grandes avances suceden gracias al replanteamiento de lo que se considera preestablecido o estudiado por otros científicos. Por ejemplo, la teoría de la Relatividad de Einstein fue refutada. Este hecho fundamental y complicado, que conlleva años de estudio, implica demostrar que el ser humano aún no conoce la realidad completamente.

En el caso de Higgs, quien recibiría su premio Nobel en el año 2012 (más de 50 años después de plantear su hipótesis) su estudio se basó en resolver la razón detrás de que cada partícula fundamental tenga masa, planteando que existía una partícula nueva y hasta el momento desconocida, completamente diferente a las demás.

Aunque el hecho de estar vivo para ver su teoría hecha realidad y además ser galardonado con múltiples premios, entre ellos el mencionado Premio Nobel, el legado de Higgs va mucho más allá. Un artículo publicado por la plataforma web DW en conmemoración a este importante científico, con fecha del 10 de abril de este año, muestra testimonios de personas que lograron conocerlo y que indican que su verdadero legado era su sencillez como persona.

Por ejemplo, el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) donde luego de múltiples intentos, arduo estudio y persistencia se logró generar “la partícula de Dios” o bosón de Higgs, manifestó en voz de Fabiola Gianotti, directora general, que el señor Peter Higgs era una persona modesta, un profesor excelente y que contenía el don de explicar la física “sencilla y a la vez profunda”.

Para EFE González, del Instituto de Ciencias y Tecnologías Especiales de Asturias, lo que más destacaba detrás del genio Higgs era su discreción. Le resulta contrastante en comparación con otros científicos que según él se valen de “grandilocuencia”. Incluso, al verse convertido en “un ícono de la física”, mantuvo siempre estas características.

Incluso, para Alberto Casas, del Instituto de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el aporte de Peter Higgs lo eleva a sentarse a compartir la mesa con los físicos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Debido a que su investigación data del 1964, planteando el “mecanismo de Higgs” en el que las partículas fundamentales pueden tener masa.

Lo que resulta interesante con echar un vistazo a su biografía es que Peter Higgs fue una persona perseverante. Según un artículo publicado por National Geographic, durante su infancia tuvo que recibir clases en su casa debido a que era asmático. Al tiempo, iniciando su adultez, se tuvo que mudar a Londres para formarse en matemáticas y física, hasta lograr el doctorado en Kig’s College (1954). Luego se establecería en la Universidad de Edimburgo hasta su jubilación.

Pero realmente su vida fue ajetreada durante sus años de formación. Por ejemplo, según un artículo titulado “Peter Higgs y su memorable contribución a la física de partículas” de La Revista de física de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (2013), primera página titulada “Comienzo de la carrera”, el propio autor destaca, al hablar de la formación y trabajo de Higgs, que “no es nada fácil ganarse un puesto como profesor permanente, hay que hacer de dos a tres postdoctorados y tener de 10 a 15 publicaciones en revistas internacionales de gran impacto”. Renombre no le faltó, entonces se entiende la importancia de su modestia. Su persistencia fue clave, porque incluso su primer artículo fue rechazado y tachado de “irrelevante”. Eso no lo detuvo.

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Foto: Jeswin Thomas 

¿Revolucionó la ciencia Peter Higgs?

Como respuesta rápida: Sí. Tal fue su impacto que llevó a la física moderna hacia caminos por los cuales antes solamente caminaba la ciencia ficción. Para comprender el trasfondo de su trabajo hay que introducirse primero en la teoría del Modelo Estándar de la física de las partículas, que para mediados de 1964 estaba tomando forma. Presentaba un fallo: en su expresión matemática, según Alberto Casas, “exigía que todas las partículas elementales tuvieran masa cero. Pero en la realidad era otra historia: los electrones tienen masa, por ejemplo.”

Paralelo a esto, otros profesionales individualmente trabajaban en el mismo campo: un equipo belga conformado por Fraçois Englert y Rober Brout, y el señor Peter Higgs, por otro lado. Ellos estaban proponiendo que tenía que existir un “mecanismo” que hiciera posible o influyera en el hecho de que las partículas tuvieran masa. Higgs, por su parte, fue más allá, porque apostaba que para ser eso posible tenía que existir también una partícula con estas capacidades “el bosón de Higgs”.

Era la pieza faltante en la teoría del Modelo Estándar, al encontrarla se validó hasta que encontrar un nuevo hallazgo vuelva a colocar la interpretación de la realidad, nuevamente, patas arriba. Hoy se entiende que “el campo de Higgs” abarca todo. El cosmos incluido. Pero no dota de masa a todas las partículas, hay unas que, como los fotones, pasan desapercibidas.

Hay un ejemplo muy interesante para comprender el funcionamiento del campo de Higgs, publicado por Reuters: se plantea el escenario donde una persona famosa (la partícula) camina por la calle perseguido por periodistas (los cuales representan el campo de Higgs). Otra persona, completamente normal, atraviesa la misma calle (un fotón, supóngase) sin recibir ni un ápice de atención de los paparazzi y prosigue con su vida. En este caso, la partícula de Higgs, vendría siendo “el rastro que deja el campo”.

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El enigma de por qué las partículas conseguían masa, esa propiedad diferenciadora en magnitudes grandes y pequeñas, estaba resuelto. ¿Cómo había sido posible? Gracias al CERN. Allí, en una metáfora simplista, dicha por Manuel Lozano, catedrático emérito de Física Atómica y Nuclear de la Universidad de Sevilla, en un artículo publicado en El País, se colisionaban las partículas como si hacer chocar dos relojes de bolsillo antiguos se tratara.

Se encontraba, pues, que mientras más fuerte fuese este choque, mayor cantidad de componentes del mecanismo interno de cada uno salían a la luz. Cuya información era estudiada por los físicos para comprender de qué manera trabajaban. De esta manera, después de arduos intentos, emergió la partícula de Dios.

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